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martes, 16 de junio de 2015

La ACB espera a la perla ourensana

La Región
Hace 15 años el COB lograba el segundo ascenso a de su historia a la Liga ACB. Por aquel entonces Cristian Iglesias González empezaba a dar sus primeros pinitos en el mundo del baloncesto en el colegio de A Ponte, como actividad extraescolar, y ni se imaginaba que un martes 2 de junio de 2015, ante un Pazo a rebosar, sería protagonista directo en el tercer ascenso del equipo a la máxima categoría del baloncesto nacional y recogía el testigo de Carlos Rodríguez o Sony Vázquez, llevando la bandera del ourensanismo por la segunda mejor liga del mundo.

Ahora, mientras compagina el baloncesto con sus estudios de Informática , trata de asimilar todo lo que le está sucediendo en los últimos días. Puesto a seguir soñando el jugador espera "poder consolidarme en la máxima categoría del baloncesto español", así como "poder estrecharle la mano en una cancha a uno de mis ídolos, Juan Carlos Navarro".

Aunque como todo en la vida, el camino no fue fácil. Del colegio de A Ponte pasó al Blanco Amor, donde jugó la mayor parte de su carrera antes de llegar al Campus y al ABO. Con Rafa Sanz como entrenador del COB vivió su primera experiencia inolvidable: "Debuté en la final de Copa Galicia ante el Obradoiro". La pasada temporada entrenaba con el primer equipo y jugaba con el filial: "Ya jugué 4 o 5 partidos" y esta campaña ya fue un fijo en la primera plantilla "aunque para no estar parado tanto yo como Martín jugábamos todas las semanas con el filial", equipo con el que además lograron el ascenso a Liga EBA.

Cristian nunca podrá olvidar esta temporada. "Es increíble, ser de Ourense y poder haber vivido esto es impensable. Además, tal y como estaban las cosas y que en verano casi nos quedamos sin equipo, creo que todavía tiene más valor". Y lo del último partido aún más. "Llegar al Pazo y ver la cantidad de gente que nos estaba esperando, el calentamiento con todo el mundo animándonos y para que todo fuera redondo terminar el partido con una canasta mía y el ascenso conseguido. Casi es el guión soñado de una película".

Y va más lejos, "Creo que todavía no soy capaz de valorar lo que me está pasando, supongo que con el tiempo le daré más importancia".

Es consciente que su papel en el equipo es secundario "porque yo estoy aquí para aprender y progresar", aunque tiene claro que "no quiero dejar pasar esta oportunidad, me costó mucho trabajo y sacrificio poder llegar hasta aquí, ahora tengo que mantenerme".

Desde dentro del vestuario, Cristian reconoce que el éxito del equipo radicó en "el buen rollo que teníamos entre todos que aunque pueda parecerlo no siempre es fácil. Quedábamos a cenar, salíamos juntos a tomar algo, tengo claro que fue una de las claves del éxito". Y reconoce que con el que mejor se lleva es "con Marcos Suka. Desde el primer día me ayudó muchisímo, dándome consejos, aunque todos me apoyaron mucho tanto a mí como a Martín, es una pasada".

Secretos de vestuario

Y cuenta algunos secretos confesables del vestuario cobista. Por ejemplo, el más serio es Deividas Busma, "por su forma de ser, es una persona muy tímida"; el más bromista es "Chase Fieler, siempre esta de coña, metiéndose con todo el mundo". Y no duda en afirmar que el que más le impone es "Guille Rejón, es muy profesional y un ganador nato".

El buen rollo y formón parte del día a día de un equipo que también tuvo tiempo para ponerle mote a Cristian. "Fueron Edu Martínez y Suka. Un día en el vestuario me empezaron a llamar 'The Pearl' -la perla-. A todos les hizo gracia y ya me quedó lo de la perla ourensana".

Estos días todo va muy de prisa en la vida de Cristian Iglesias, que sigue viviendo con sus padres en el barrio de A Ponte, para los que también tiene un recuerdo especial: "Siempre me apoyaron y tuvieron la paciencia para estar siempre a mi lado dándome ánimos. Creo que esto también es una recompensa para ellos", porque reconoce que "soy malo de aguantar, cuando las cosas no me salen me como mucho la cabeza".

La pregunta del millón es cómo ve el futuro desde sus 2,02 metros de altura: "La verdad es que prefiero no mirar al futuro, tengo claro que debo de ir poco a poco y que pase lo que tenga que pasar solo el tiempo dirá a donde puedo llegar aunque por trabajo y sacrificio por mi parte no va a quedar".

Es el sueño de un joven ourensano que sigue con su vida y amigos de siempre, que por cierto le colapsaron el móvil: "Fue una pasada, cuando encendí el móvil al terminar el partido, tenía mas de 400 mensajes".

La ACB espera a un ourensano que cumple sueños como si no costaran.

La Región

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